El doble del mundo
Dualidad
entre dos museos en una misma pieza, entre el sector público de cada museo y su
sector interno. Dualidad entre la identidad de un edificio y la identidad del
conjunto. Dualidad entre los espacios estáticos y los dinámicos, entre las exposiciones de la
colección y las temporales. Dualidad entre un volumen emergente y un volumen
que se adapta a la topografía.
Paisaje / entorno
Desde
el punto de vista urbano, el proyecto se basa en dos principios fundamentales: en
primer lugar se establece como la unión de dos mundos (estructura urbana existente
y Pôle Muséal); y por otra parte trata de generar una pieza con identidad
propia, que a su vez unifique y refuerce la geometría e intensidad del
lugar.
Tomando
la alineación y la escala de las arquerías existentes, la pieza se integra en
el entorno configurándose como basamento de la ciudad contigua y generando un
perímetro de usos a modo de loggia,
que se abre al espacio público.
El frente de la pieza actúa como
remate del gran eje E-O que une el Pôle Muséal con la Place de la Gare.
El enlace entre el frente horizontal de fachada y la estructura
urbana superior, se resuelve mediante una geometría que hace de transición
entre el cuadrado de la plaza y el irregular perímetro. De esta forma, una
serie de planos de ligeras inclinaciones cosen el edificio con su entorno.
Desde este punto la pieza es casi invisible. Se convierte
en un nuevo espacio verde para la ciudad; un espacio de conexión con el Pôle
Muséal, en el que nada impide disfrutar de las vistas del Lac Léman.
Se crea una dualidad entre el volumen emergente del MCB-A
y el nuevo museo, que respeta la topografía y subraya el paisaje.
Geometría y programa
El
proyecto se articula en torno a un vacío cuadrado de 35x35m, que plantea una dualidad
con el vacío circular de la turntable.
Esta operación permite acotar un espacio público protegido de las vías del
tren, que está llamado a ser el escenario principal de los diversos eventos del
Pôle Muséal.
Este
espacio central hace de antesala de los museos, generando una interesante
dualidad entre el Mudac y el Musée de L’Elysée, dónde a pesar de pertenecer a
una misma estructura, ambos funcionan como entidades independientes.
La
operación de vaciado se enfatiza trasladando del cuadrado de 35x35 a la cota
-10 como un gran hall iluminado cenitalmente por su crujía perimetral. Por esta
misma crujía descienden dos grandes escaleras mecánicas enfrentadas, cada una
correspondiente a un museo.
El
hall es el centro de gravedad del edificio. Todas las salas de exposición se
ordenan en torno a su perímetro, en una misma planta; y los centros pedagógicos
de ambos museos se abren a este espacio.
Mientras
que la independencia de cada museo y de cada una de sus salas de exposición
está garantizada, las posibles conexiones y las relaciones con los espacios
compartidos potencian la sinergia del conjunto.
Su
identidad se vincula a la imagen rotunda y atemporal de una estructura que
habla de orden, de espacio y de luz. Esta estructura modular surge como
abstracción geométrica del ritmo de las arquerías, y con su propia cadencia,
continúa la secuencia de elementos verticales que definen la fachada del MCB-A.
Son
estas trazas comunes, así como la concatenación de espacios públicos y la suma
de dualidades a lo largo del Pôle
Muséal, las que dan unidad y coherencia al conjunto.
La
banda que surge como continuación de las arquerías, alberga los espacios
comunes que más actividad generan, como la biblioteca, la tienda, el auditorio
y los espacios de promoción cultural. Al configurar estos programas como piezas
independientes yuxtapuestas, se refuerza su vínculo con el espacio público,
aportando dinamismo y llenándolo de actividad constante.
MUDAC
ARMONÍA Y FLEXIBILIDAD. La neutralidad de
la geometría y la proporción de las salas de exposición generan una armonía
entre el espacio expositivo y los objetos expuestos.
El edificio se proyecta buscando la máxima
flexibilidad a partir de un orden riguroso en su modulación. La amplitud de las
salas permite albergar cualquier formato, y da la posibilidad de subdividir el
espacio sin perder la continuidad de la exposición.
LA LUZ COMO UN MATERIAL MÁS. El museo
recibe luz natural a través del perímetro de la plaza central y el patio-jardín
situado en el extremo oeste. Estas fuentes de luz natural no afectan a la
iluminación uniforme de la exposición, pero establecen un vínculo con el
exterior, y dan un carácter único a los espacios.
ESPACIO FLUIDO. Cada sala de exposición
cuenta con varios accesos que permiten mayor versatilidad de uso. La
disposición que se propone, configura las salas de exposición mediante
expositores paralelos, ofreciendo múltiples formas de recorrer la sala, y
acotando unidades espaciales de menor dimensión y con una escala más acotada.
La sala de exposición de la colección se
sitúa contigua a la exposición temporal, permitiendo una visita ininterrumpida
a todo el museo. La disposición de los núcleos correspondientes al sector
interno del museo, permite un fácil transporte de las colecciones entre sus
respectivos depósitos, talleres, zonas de administración y áreas de exposición.
Esta conexión directa implica que los visitantes de carácter profesional
(investigadores, especialistas) puedan seguir su propio itinerario de visita
sin interferir con el público.
Musée de L’Elysée
GRANDES ESPACIOS. MÚLTIPLES
CONFIGURACIONES. El museo orbita entorno a una gran sala rectangular, dedicada
a las exposiciones temporales. Este espacio rigurosamente modulado permite disponer
de espacios amplios para exhibir grandes formatos, y a su vez subdividir el
espacio mediante paneles móviles, para la exposición de formatos menores y
géneros diferentes.
El espacio multimedia se encuentra
conectado a esta sala, y supone un punto más en el recorrido de la exposición.
Del mismo modo, la sala de la colección, aunque es una entidad independiente
que cuenta con su propio acceso desde el hall, se encuentra también conectada
con la exposición temporal.
Espacios que miran hacia dentro
El museo se aísla del exterior de forma
deliberada, poniendo énfasis sus cualidades espaciales y en su condición de
espacio ganado al terreno. La luz natural, cuyas propiedades pueden dañar los
trabajos fotográficos, no llega a sus salas. En su lugar, un sistema de luz
artificial, integrada en los vacíos que dejan entre sí las vigas, logra una
iluminación uniforme en los espacios de exposición.